Enfermedad Hepática

El hígado es un órgano muy importante para el perro ya que desempeña funciones vitales además de cumplir con numerosas funciones tanto metabólicas como endocrinas y exocrinas, tales como, secreción de bilis, almacenamiento de vitamina A, lípidos, vitaminas del complejo B, y glucógeno, síntesis de fibrinógeno, globulinas, albúminas y protrombina, también tiene una función defensiva por la fagocitosis y detoxicación, función de conjugación de sustancias como las hormonas esteroideas, esterificación (ácidos grasos libres a triglicéridos), metabolismo de las proteínas, carbohidratos, grasas, hemoglobina y fármacos, también se le atribuyen función hematopoyética durante la etapa fetal y potencialmente en el adulto.

 

Los perros con alguna enfermedad hepática, pueden presentar diversos grados de alteraciones clínicas; Estos signos clínicos a menudo son vagos y no localizados y generalmente no se hacen notorios hasta que se ha desarrollado en forma significativa la enfermedad. Es frecuente encontrar signos referentes al sistema gastrointestinal tales como vómitos y menos frecuente diarrea. El vómito, cuando se presenta, generalmente no guarda relación con las comidas ingeridas, sugiriendo una enfermedad extra intestinal. Cuando existe una obstrucción completa del conducto biliar, la materia fecal puede ser acólica (de color gris/blanca) mientras que en los animales con una bilirrubinemia significativa pueden ser de color naranja. En enfermedades hepáticas severas, puede presentarse la materia fecal con presencia de sangre, debido a causas complejas, no pudiendo atribuir esto solamente a una deficiencia de los factores de la coagulación (Cornelius 1987).

 

Se ha reportado que perros con enfermedades hepáticas pueden presentar polidipsia (Aumento en el consumo de agua) y poliuria (Aumento del volumen de la micción), especialmente cuando cursan con síntomas nerviosos concomitantes, con una encefalopatía hepática, aun cuando es un signo clínico predominante en algunos pacientes con afectación hepática.

 

Los tipos de enfermedades hepatocelulares que pueden afectar al perro, incluye los tumores o neoplasias que pueden ser primarias o metastásicas, hepatitis tóxica (drogas o toxinas), hepatitis crónica progresiva (especialmente en la raza Doberman), shunts congénito portocava, hepatitis infecciosa debido a adenovirus canino–1, toxicidad por cobre, colangiohepatitis supurativa, hepatopatía inducida por corticoides, leptospirosis, lipidosis hepática (Ej. en diabetes mellitus), cirrosis la cual puede ser la fase final de diferentes patologías.

 

Un aspecto importante en el buen mantenimiento de la salud del perro es que cuando presente algunos de los signos descritos anteriormente por leve que sea, se debe llevar al Médico Veterinario para que haga el respectivo examen físico, se

 

Tome una muestra de sangre y se midan las enzimas hepáticas del suero, para determinar si están elevadas, cuando esta alza es moderada, es probable que signifique un cambio secundario debido a otra enfermedad más que a una enfermedad primaria del hígado y habrá que hacer exámenes complementarios para encontrar el diagnóstico definitivo; ya que como el hígado tiene la capacidad de regenerarse muchas veces no se detecta en primeras etapas del desarrollo.

 

Escribir comentario

Comentarios: 0